lunes, 20 de agosto de 2012

Becas


Convenio con la UNGS

Nuevas becas universitarias



El presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, y el rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Eduardo Rinesi, firmaron un convenio marco para fomentar con becas de estudio la formación de profesionales que con sus conocimientos brinden apoyo al desarrollo productivo provincial.
Marangoni y Rinesi, en la casa central del Banco Provincia


"Fomentar la formación de profesionales que puedan ayudar con sus conocimientos al desarrollo productivo regional es parte de nuestro compromiso como banca pública", indicó Marangoni.  Y agregó que "es también nuestra manera de apoyar la investigación en materia de ciencia y tecnología, una política que impulsa fuertemente el Gobernador Daniel Scioli".

A partir del acuerdo, la entidad financiera becará a jóvenes para que estudien en la Universidad de General Sarmiento, en las Maestrías de Gestión de la Ciencia, Tecnología e Innovación, Economía y Desarrollo Industrial con mención en Pymes, Economía Social y en la Especialización en Desarrollo Local. Los beneficiarios serán elegidos con acuerdo entre la Universidad y el Banco.

Marangoni resaltó "la importancia de las universidades nacionales en la democratización del acceso a la educación superior y el fortalecimiento científico y tecnológico del aparato productivo", y expresó que "el Banco seguirá generando nuevos vínculos con diferentes instituciones educativas de todo el territorio provincial".

La Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) es pública, tiene su sede central en la localidad de Los Polvorines, partido de Malvinas Argentinas y está fuertemente orientada a la generación de nuevos conocimientos, ya que su objetivo es que todos los docentes hagan investigación y que sea ésta la que organice la actividad académica. Cuenta con una matrícula de 13.000 estudiantes, de los cuales el 95% constituye la primera generación con estudios universitarios de su familia.

martes, 14 de agosto de 2012

La Felicidad



Según la filosofía occidental

La pregunta sobre la felicidad es esencial en el surgimiento de la ética en Grecia. Los filósofos encontraron respuestas muy diferentes, lo cual demuestra que, como decía Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias. En la filosofía griega clásica hay tres posturas:
  • Ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo), postura defendida por Aristóteles. En cierto sentido, también Platón puede ser encuadrado en esta postura, si bien el horizonte de la felicidad, según Platón, se abre a la vida después de la muerte.
  • Ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie (cinismo y estoicismo).
  • Ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico (hedonismo). Es la postura que defiende Epicuro.
Entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental. Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer.
Aristóteles sostiene que todos los hombres están de acuerdo en llamar felicidad a la unidad presupuesta de los fines humanos, el bien supremo, el fin último, pero que es difícil definirla y describirla. De ahí se aprecia la divergencia de opiniones respecto a cómo entender la felicidad; placer para algunos; honores para otros; contemplación (conocimiento intelectual) para otros, de acuerdo a otros puntos de vista. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues es un medio o para conseguir placeres o para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que convierten a las riquezas en su centro de atención.
No obstante, para Aristóteles, estos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, puesto que es ésta la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos íntegramente felices. Puesto que no por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco solamente la consecución del placer nos hace felices. Normalmente necesitamos algo más para serlo y eso nos distingue de los animales. Sin embargo, aunque estos bienes particulares no basten, ayudan, y en esto Aristóteles mantiene una postura moral bastante desmitificada y realista, el bien no puede ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes la felicidad será casi imposible de alcanzar. Para Aristóteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirada mediante el ejercicio de la virtud.
Existen también otras muchas escuelas filosóficas que han trabajado el tema de felicidad individual en otros términos, a saber, el epicureismo entiende la felicidad como autosuficiencia en el placer moderado, los estoicos piensan la felicidad como fortaleza en la aceptación de una existencia determinada, racionalistas como Leibniz defienden la felicidad como adecuación de la voluntad humana a la realidad, utilitaristas como John Stuart Mill defienden un concepto de felicidad como satisfacción de los placeres superiores, entre otros...
Para algunos autores "New Thought", la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir es una decisión.
La idea de que la felicidad sea una decisión, la argumentan del hecho que el hombre haya buscado muchas formas de encontrar esa felicidad en muchos aspectos, y aun así, parece esquiva para la mayoría de las personas.
Al descubrir que existen seres felices e infelices en todas las diversas condiciones socio-económicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estados mentales (hay personas con problemas mentales que a pesar de ello son realmente felices), estos concluyen que cuando el individuo decide aceptar su condición y su pasado, y asumir la vida tal como es en ese momento y construir su vida a partir de aquellos preceptos, el hombre es realmente feliz.
Tanto religiones tradicionales como pensamientos neoeristas declaran que cada persona tiene una función específica en el universo y que en el momento que la persona lo descubra y viva de acuerdo a ésta, será realmente feliz.
También existen varias corrientes filosóficas contemporáneas, entre ellas la "Nietzscheniana", que afirman que el hombre no es concebido para la felicidad, sino que está destinado a sufrir.

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Según filosofía oriental

En oriente la felicidad se concibe como una cualidad producto de un estado de armonía interna que se manifiesta como un sentimiento de bienestar que perdura en el tiempo y no como un estado de ánimo de origen pasajero como generalmente se la define en occidente.
Muchas veces confundida con la alegría de carácter emocional y efímero la felicidad perdura en el tiempo y se identifica como una cualidad, tal y como ser alto, fuerte o inteligente una persona es feliz.
Mientras que la alegría se concibe como un estado de satisfacción la felicidad se considera un estado de armonía interna.

jueves, 9 de agosto de 2012

Pueblos originarios

Si te preguntas ¿de dónde venimos los argentinos? ¿qué culturas incidieron en la conformación en nuestra actual identidad? no dejes de navegar por la página creada en conjunto por el canal Encuentro y Conectar Igualdad que propone un recorrido a nuestras raíces de nuestro ser nacional y nos acerca a través de imágenes y sonido a los pueblos originarios de la Argentina

Fuente:

lunes, 6 de agosto de 2012

Alexander Fleming


Alexander Fleming: la ciencia de la vida

Nacido el 6 de agosto de 1881, en la localidad de Darvel (Ayshire, Escocia), Fleming es universalmente conocido por haber descubierto la penicilina. Este antibiótico ha salvado a millones de personas en todo el mundo, y constituye uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.

A su regreso de la Primera Guerra Mundial, donde presenció la muerte de muchos soldados como resultado de infecciones en sus heridas, Alexander se dedicó a buscar nuevos agentes antibacterianos. En un artículo que envió a la revista The Lancet durante la guerra, describió cómo los antisépticos eran poco efectivos para lastimaduras profundas debido a que, si bien lograban eliminar las bacterias superficiales, no eran capaces de penetrar como para llegar a eliminar a las bacterias alojadas en la profundidad de la herida. Finalmente, terminaban siendo incluso perjudiciales para los pacientes.

En 1922 Fleming hizo su primer gran aporte a la microbiología, aunque hoy no es recordado por ello. Descubrió que la secreción nasal posee la facultad de destruir determinados tipos de bacterias. Probó, poco después, que dicha facultad es consecuencia de una enzima presente en muchos tejidos corporales, la lisozima. Sin embargo, esta enzima no era capaz de destruir a las bacterias que provocaban las principales enfermedades que azotaban a la población de la época. A pesar de esta limitación, el hallazgo fue de gran valor para Alexander ya que demostraba la existencia de sustancias inofensivas para las células del organismo pero letales para las bacterias. 

La penicilina

En 1928, Fleming estaba estudiando las propiedades del Staphylococcus, un género de bacterias que está presente en la piel y la mucosa de los humanos y que causa –como consecuencia de la producción de toxinas– una serie de enfermedades tales como diarreas, vómitos y náuseas, entre otras. El 3 de septiembre de ese año, Alexander volvió de un mes de vacaciones junto a su familia y se dirigió a los cultivos que había dejado sobre la mesada del laboratorio. Se encontró con que una de las placas estaba contaminada con un hongo, y que no había colonias de Staphylococcus en la región adyacente al hongo, pero sí en las zonas más alejadas. 

Fleming cultivó el hongo y descubrió que producía una sustancia que inducía la muerte de varias bacterias asociadas a enfermedades. Este hongo fue identificado como perteneciente al género Penicillium, por lo que, el 7 de marzo de 1929, nombró penicilina al compuesto que este produce. Alexander comenzó entonces a estudiar qué otros microorganismos eran afectados por la penicilina, y encontró que muchas bacterias –como las causantes de neumonía, escarlatina, meningitis, gonorrea y difteria– lo eran. Ese mismo año publicó sus hallazgos en el British Journal of Experimental Pathology

Para leer más Aquí

domingo, 5 de agosto de 2012


Instituyen el 24 de agosto como el "Día del Lector"

El Poder Ejecutivo promulgó la Ley que instituye el 24 de agosto como "Día del Lector" en homenaje al día del natalicio del escritor argentino Jorge Luis Borges. Se recomienda en dicha fecha actos de divulgación de la lectura y de reconocimiento a la obra de Borges.
Por Decreto 1258/2012 publicado hoy en el Boletín Oficial se promulgó la a Ley Nº 26.754 que instituye el 24 de agosto como “Día del Lector” en conmemoración y homenaje al día del natalicio del escritor argentino Jorge Luis Borges.
El Decreto lleva la firma de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Jefe de Gabinete, Juan M. Abal Medina y el ministro del Interior y Transporte, Aníbal F. Randazzo.
La Ley 26.754 fue sancionada por el Congreso el 27 de junio de 2012 y encomienda al Poder Ejecutivo Nacional la realización en dicha fecha de actos de divulgación de la lectura y de reconocimiento a la obra y a la trayectoria de Borges, como figura insoslayable de la literatura nacional y universal.
Invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la  ley.

sábado, 4 de agosto de 2012

Más de Ray Bradbury



Bradbury sobre los libros

  • "Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos."
  • “Un libro es un arma cargada”.
  • “Me gusta tocar un libro, respirarlo, sentirlo, llevarlo... ¡Es algo que una computadora no ofrece!”
  • "Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro."
  • "No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe..."
  • "Los libros están para recordarnos lo tontos y estúpidos que somos."
Bradbury sobre las bibliotecas

  • "Tenía nueve años cuando me enteré de los tres incendios de la biblioteca de Alejandría y me eché a llorar."
  • "Las bibliotecas me criaron. No creo en los colegios ni en las universidades. Creo en las bibliotecas, porque la mayoría de los estudiantes no tienen dinero. Cuando me gradué de la escuela secundaria, fue durante la depresión y no teníamos dinero. No pude ir a la universidad, así que fui a la biblioteca tres días a la semana durante diez años"
  • “Pasé tres días a la semana durante 10 años educándome en la biblioteca pública, y es mejor que el colegio. Las personas deberían educarse a sí mismas; una educación completa sin dinero de por medio. Al final de esos 10 años, leí cada libro de la biblioteca y escribí miles de historias.”
  • “No puedes aprender a escribir en una universidad. Es un lugar muy malo para los escritores porque los profesores siempre piensan que saben más que uno, y no es cierto. Ellos tienen muchos prejuicios. Digamos: a ellos les gusta Henry James, pero ¿qué pasa si no quieres escribir como Henry James? (…) La biblioteca, por otro lado, no tiene límites. La información está ahí para que la interpretes. No hay nadie que te diga que pensar, que te diga si eres bueno o no. Lo descubres por ti mismo."

Quizás en una de sus frases más breves y sencillas, pero de las más representativas y más hermosas que nos regalo se sintetiza en forma brillante su pensamiento, así como también se refleja el sentimiento de muchos:
"Sin bibliotecas, ¿que nos quedaría?; no tendríamos pasado ni futuro."
El autor de los clásicos como “El hombre ilustrado” y “Crónicas marcianas”
con el Planetario de fondo en su visita a la Argentina

Fue justamente en una de las bibliotecas de la Universidad de California donde Bradury escribió utilizando unas máquinas de escribir de alquiler los borradores iniciales de "The Fireman", la emblemática novela que luego sería publicada en una versión aumentada como"Fahrenheit 451", donde se otorgaba un status peligroso a los libros que debían ser incinerados, simbolizando toda la importancia y el poder que el autor les reconoce.
Afiche de “Farenheit 451” llevada al cine por Francois Truffaut en 1966
y una portada de la adaptación en formato de novela gráfica de Tim Hamilton

Además de las famosas obras mencionadas y de ser reconocido como uno de los mayores exponentes del género de ciencia ficción, Bradbury escribió numerosos cuentos, novelas, poemas, ensayos, obras de ópera y teatro y hasta guiones de televisión y cine (llegando a ganar un premio Emmy, a recibir una mención del comité de premiación de los Pulitzer y a ser nominado al Oscar por la adaptación del guión de “Moby Dick” de Melville en la versión de John Huston en 1956)
Llam la atención de Bradbury, que que en la mayoría de sus fotos aparece sonriendo. Quizás podamos encontrar algún tipo de explicación a esta actitud en sus palabras escritas en su libro de ensayos“Bradbury habla” cuando nos cuenta:
“En mis últimos años me he mirado en el espejo cada día y mirando hacia atrás me he encontrado con una persona feliz. Ocasionalmente me pregunto por qué puedo ser tan feliz. La respuesta es que todos los días de mi vida he trabajado sólo para mí y para el gozo que proviene de la escritura y la creación. La imagen en el espejo no es optimista, pero es el resultado de un comportamiento óptimo”
¡Muchas gracias Ray, por compartir con todos nosotros tus sueños y dejar volar tu imaginación para deleitarnos a través de la magia de tu escritura! 

viernes, 3 de agosto de 2012

Biografía de José Martí

José Martí 
(1853-1895)


Patriota y escritor cubano, apóstol de la independencia de Cuba, última colonia española en América. El hecho de haber muerto en la batalla lo transformó en el mártir de las aspiraciones cubanas a la independencia. 

Nació en el seno de una modesta familia española en la Habana, el 28 de enero de 1853,
donde recibió su educación primaria. Fue discípulo de Mendive y de Luz y Caballero. A los 16 años por sus ideas revolucionarias fue condenado a seis años de prisión. Con la salud quebrantada, fue indultado y confinado en la isla de Pinos. Deportado a España en 1871, publicó El presidio político en Cuba, el primero de muchos folletos que abogaban por la independencia cubana de España y La República Española ante la Revolución Cubana. Terminó su educación en la Universidad de Zaragoza; donde en 1874 se licenció en Derecho y Filosofía y Letras. Años más tarde, vivió su destierro en Francia, en 1875 se trasladó a México donde se casó con Carmen Zayas Bazán, y en 1877 fue a Guatemala, donde enseñó por un tiempo en la Universidad Nacional. 
Volvió a Cuba en 1878 pero fue desterrado nuevamente en 1879 por sus continuas actividades revolucionarias. 
Se trasladó a EE.UU. donde vivió entre 1881 y 1895 en Nueva York, ejerció el periodismo y fundó en 1892 el Partido Revolucionario Cubano, del que fue elegido delegado para la organización de la lucha independentista. Fue ese año cuando fundó su diario, "Patria". 
En 1895 en la isla de Santo Domingo redactó el Manifiesto de Montecristi, en el que
predicó la guerra sin odio, y que firmó con Máximo General Gómez y Baez, el héroe de la independencia cubana. Desembarcó con éste en Playitas, en el este de Cuba, donde
murió un mes más tarde, el 19 de mayo de 1895, durante una escaramuza con tropas
españoles en Dos Ríos. 
Como escritor Martí fue un precursor del modernismo iberoamericano. Sus escrituras
incluyen numerosos poemas, "Ismaelillo" (1882), "Versos sencillos" (1891) y "Versos
libres" (1892), la novela "Amistad funesta" (1885) y ensayos. 
En 1889 fundó y dirigió la revista para niños "La edad de oro" donde publicó un texto
sobre San Martín. 
Se destacó por su estilo fluido, simple y su vívidas imágenes personales. Sus Obras Completas, formadas por 73 volúmenes, se publicaron desde 1936 a 1953.

Fuente:  http://www.jose-marti.org/