lunes, 6 de agosto de 2012

Alexander Fleming


Alexander Fleming: la ciencia de la vida

Nacido el 6 de agosto de 1881, en la localidad de Darvel (Ayshire, Escocia), Fleming es universalmente conocido por haber descubierto la penicilina. Este antibiótico ha salvado a millones de personas en todo el mundo, y constituye uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.

A su regreso de la Primera Guerra Mundial, donde presenció la muerte de muchos soldados como resultado de infecciones en sus heridas, Alexander se dedicó a buscar nuevos agentes antibacterianos. En un artículo que envió a la revista The Lancet durante la guerra, describió cómo los antisépticos eran poco efectivos para lastimaduras profundas debido a que, si bien lograban eliminar las bacterias superficiales, no eran capaces de penetrar como para llegar a eliminar a las bacterias alojadas en la profundidad de la herida. Finalmente, terminaban siendo incluso perjudiciales para los pacientes.

En 1922 Fleming hizo su primer gran aporte a la microbiología, aunque hoy no es recordado por ello. Descubrió que la secreción nasal posee la facultad de destruir determinados tipos de bacterias. Probó, poco después, que dicha facultad es consecuencia de una enzima presente en muchos tejidos corporales, la lisozima. Sin embargo, esta enzima no era capaz de destruir a las bacterias que provocaban las principales enfermedades que azotaban a la población de la época. A pesar de esta limitación, el hallazgo fue de gran valor para Alexander ya que demostraba la existencia de sustancias inofensivas para las células del organismo pero letales para las bacterias. 

La penicilina

En 1928, Fleming estaba estudiando las propiedades del Staphylococcus, un género de bacterias que está presente en la piel y la mucosa de los humanos y que causa –como consecuencia de la producción de toxinas– una serie de enfermedades tales como diarreas, vómitos y náuseas, entre otras. El 3 de septiembre de ese año, Alexander volvió de un mes de vacaciones junto a su familia y se dirigió a los cultivos que había dejado sobre la mesada del laboratorio. Se encontró con que una de las placas estaba contaminada con un hongo, y que no había colonias de Staphylococcus en la región adyacente al hongo, pero sí en las zonas más alejadas. 

Fleming cultivó el hongo y descubrió que producía una sustancia que inducía la muerte de varias bacterias asociadas a enfermedades. Este hongo fue identificado como perteneciente al género Penicillium, por lo que, el 7 de marzo de 1929, nombró penicilina al compuesto que este produce. Alexander comenzó entonces a estudiar qué otros microorganismos eran afectados por la penicilina, y encontró que muchas bacterias –como las causantes de neumonía, escarlatina, meningitis, gonorrea y difteria– lo eran. Ese mismo año publicó sus hallazgos en el British Journal of Experimental Pathology

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